sueño. • No roncar ni tener interrupciones respiratorias. • No despertarse sin causa aparente. • No tener sueños desagradables o pesadillas en forma reiteradas.
Estas son las características de un buen dormir, según la Dra. Margarita Blanco, directora médica del Club del Sueño. Hoy, el 30% de las personas (según los médicos especialistas ese es el número aproximado de personas que sufren insomnio) no cumple con ellas. Porque para unos cuantos millones de hombres y mujeres dormir es una de las tareas más difíciles: cada noche es un verdadero infierno, y el día es todo un suplicio.
Según los especialistas en Medicina del Sueño, las consultas por insomnio aumentaron entre un 30% y un 40% en el último año y medio, y se lo atribuyen a la situación de estrés y a la crisis que se está viviendo.
La Dra. Mirta Averbuch, jefa del Departamento de Medicina del Sueño y la Vigila del Tcba Salguero, coincide con estas cifras: "Las consultas por desórdenes del dormir aumentaron en un 40%. La mayoría consulta por despertares frecuentes y dificultad en la iniciación. Esto es, insomnio, que es la consecuencia del estrés no tratado y cronificado. Hay estudios recientes que demuestran que en la edad mediana, el hombre tiene una mayor sensibilidad a las hormonas del estrés (CRH y CORTISOL) y esto afecta directamente a su dormir, ya que provoca desaparición del Sueño Lento Profundo (Delta Sleep). Este es el sueño reparador y el que nos hace sentir descansados al día siguiente. El aumento de estas hormonas provoca un aumento de microdespertares durante el sueño".
Además, hoy, por las exigencias de la vida moderna, dormimos 90 minutos menos que hace un siglo. Y lo peor son las consecuencias: el rendimiento de los insomnes es hasta un 40% menor que el de aquellos que duermen bien.
La Organización Mundial de la Salud asegura que el 34% de la población mundial padece este mal. En general, se sufre más entre los 20 y los 50 años y, según estudios recientes, las mujeres –por cuestiones hormonales– más que los hombres. Esto está relacionado con el efecto que tiene el equilibrio estrógeno-progesterona sobre la función sueño-vigilia. Según estudios que se están realizando en el Hospital Italiano, el 50% de las mujeres de 30 a 40 años, sufre insomnio psicofisiológico. Y a partir de la menopausia, este trastorno se duplica.
Dormir o sufrir...
Dar vueltas en la cama, mirar el reloj, hacer zapping, cambiar de posición, volver a mirar el reloj, levantarse a tomar agua... El tiempo es eterno y no poder dormir llega a convertirse en una verdadera tortura. Pero insomnio no sólo es la dificultad para conciliar el sueño. La Asociación Americana de Trastornos del Sueño también llama insomnio a tener interrupciones o a despertarse muy temprano. Los episodios pueden ser pasajeros, de corto plazo (en 2 a 3 semanas) o crónicos. Se identificaron más de cien trastornos diferentes del sueño y de la vigilia agrupados en 4 categorías diferentes: problemas para conciliar el sueño y permanecer dormido, problemas para permanecer despierto, problemas para mantener un itinerario de sueño y conductas que trastornan el sueño.
Dormir es fundamental para restaurar las funciones corporales, mentales, fisiológicas y bioquímicas; es una necesidad que tiene que ser satisfecha en calidad y en cantidad: sirve para descargar las tensiones del día. "Las consecuencias del insomnio se pueden ver reflejadas también en las funciones cognitivas cerebrales: falta de atención, concentración, olvidos; y en otras áreas como el apetito, la actividad sexual, fatiga y cansancio", explica la Dra. Mirta Averbuch.
No sólo importa el número de horas dormidas sino también la sensación de que esas horas hayan sido las suficientes para reponerse: "El dormir es una actividad absolutamente necesaria e irremplazable, es el único mecanismo del que dispone nuestro cerebro para recuperarse", sentencia la Dra. Averbuch. Las consecuencias de una mala noche son
somnolencia durante el día, deterioro del ánimo, dificultades con la memoria, mal rendimiento y accidentes: una hora y media menos de sueño reduce los reflejos un 33%.
¿Por qué el estrés puede ser uno de los factores desencadenantes del insomnio? La Dra. Blanco lo explica: "Todo lo que aumenta el estado de alerta y la ansiedad diurna dificulta el inicio y el mantenimiento del sueño".
El Dr. Horacio Encabo, jefe del laboratorio del Estudio del Sueño y la Vigilia de FLENI sostiene: "El insomnio es un síntoma, no una enfermedad. Quiere decir que puede haber una multitud de causas que lo provoquen: neurológicas, psiquiátricas, somáticas y de abuso de medicación para dormir, que suele ser muy común". En este tema, los especialistas coinciden en que muchas veces se cae en el abuso y esto es contraproducente. "Los medicamentos son efectivos, cuando son bien administrados y controlados por un especialista idóneo", dice la Dra. Blanco. "Las pastillas para dormir provocan mecanismos de tolerancia y dependencia y se termina haciendo un insomnio farmacodependiente", explica el Dr. Encabo. El Dr. Claudio Podestá, neurólogo especialista en Medicina del Sueño, sostiene: "Las pastillas no son la solución. El insomnio es un síntoma. Hay que investigar' qué es lo que lo provoca. Es un error medicar el síntoma".
El Dr. Guillermo Zanniello, jefe de la Unidad de Sueño y Epilepsia, del Servicio de Neurología del Hospital Italiano coincide: "Es primordial hacer un diagnóstico. En el mundo hay un abuso de hipnóticos y esto es bastante grave teniendo en cuenta que muchas mujeres mayores de 65 años corren riesgos de caídas y de fracturas a raíz de los sedantes que consumen. Además, la medicación hipnótica pierde su efecto terapéutico después de 30 días".
¿Una mala noche es insomnio? El Dr. Zanniello explica que "la persona que pasa 3 noches de insomnio en la semana durante 3 semanas, debería consultar con su médico".
Test: ¿cómo dormís?
Responde pensando en los últimos meses, de acuerdo a si podrías adormecerte en las siguientes situaciones. Y asigna su puntaje a cada
respuesta: • No me adormecería jamás: O. • Poca probabilidad de adormecerme: t • Mediana probabilidad: 2. • Alta probabilidad: 3.
- Sentada, mientras lees.
- Mirando televisión.
- Sentada, inactiva, en un ambiente público: teatro, reunión.
- Como pasajera en un auto, andando sin parar durante una hora.
- Recostada, después del mediodía, para reposar.
- Sentada, hablando con otra persona.
- Sentada tranquilamente, después de una comida sin alcohol.
- En un auto detenido algunos minutos por un embotellamiento.
Suma. Si llegas aun total de 9 o más, podes tener Somnolencia Excesiva Diurna y es necesario que consultes con tu médico.